lunes, 26 de julio de 2010

Crónica de un mundial: entre Nicaragua y Guatemala

Guatemala. Llegamos con prisa y con la maleta en la mano para evitar cualquier atraso en esas prolongadas bandas por donde desfilan los equipajes. En Nicaragua a penas tuvimos tiempo de ver los dos primeros minutos de la esperada final del mundial entre España y Holanda. Todas mis apuestas, "de corazón", eran con el equipo español, a quien también le aposté cuando ganaron la Eurocopa. Una semana antes de iniciar el mundial de fútbol recibí una invitación a participar en un encuentro de directivos de la empresa donde actualmente laboro, sería en Ciudad Antigua, Guatemala, del 11 al 14 de julio, la salida en avión era a las 12:20 minutos del medio día, justo cuando estaba programado el inicio del partido que definiría al campeón del mundo. Aquella noticia me cayó como balde de agua helada, buscamos todas las acciones para cambiar la hora o que transmitieran el juego durante el vuelo, pero nada era posible, el compromiso empresarial era primero.
A pesar de todo el mundial es el mundial. De alguna manera debíamos estar allá arriba, a miles de pies en las alturas, pero conectados con el mundo. Después de 45 minutos recibimos un único mensaje del personal del avión: "estimados pasajeros para quienes estén interesados en saber del mundial les informamos que el primer tiempo ha terminado y ambos equipos España y Holanda se encuentran empatados cero a cero". La reacción de todos en el avión fue de euforia levantamos los brazos al aire más de lo que habríamos alcanzado en tierra. No sé si algunos lo hicieron por Holanda, yo definitivamente lo hacía por España.
Llegamos con el tiempo justo para salir del avión y encontrar el primer televisor, los pasillos del Aeropuerto la Aurora eran largos, o al menos la prisa me hacían verlos de esta manera. En cualquier esquina habían televisores de plasmas, todos con información turística sobre Guatemala, nada de eso importaba, caminamos y corrimos, bajamos y subimos por escaleras eléctricas y las imágenes eran las mismas, turismo, turismo, turismo, mi mente no se abría a las imágenes bellas de la cultura maya guatemalteca, ni a sus lagos, ni volcanes, mi mente estaba en otra parte del mundo y mis ojos querían alcanzar un televisor con imágenes del mundial que se desarrollaba en Sudáfrica.
Mi entusiasmo por el partido desapareció en un dos por tres cuando me encontré con el representante de migración de Guatemala. Éste me pidió todos los documentos. Entregué todo: mi cédula, boleto de avión, hoja de reporte de ingreso y salida, etc. "Su hoja de salida no viene sellada, tiene que estar sellada por un representante de migración de Nicaragua". ¡Dios! Lo primero que pensé fue ni con el Mundial ni con el trabajo y ahora ¿Qué hago? no sé si respondí como todo nica pero le fui sincero: "nadie me dijo que era necesario un sello, a mí sólo me dijeron que con la cédula bastaba para venir a Guatemala", hasta mis compañeros de trabajo me sirvieron de refuerzo. Aún con este problema no pensé que pisar tierra guatemalteca fuera tan fácil, el oficial de Migración simplemente me dijo: "yo lo voy a dejar entrar, pero si algún oficial lo detiene en el país, lo primero que le pedirán es su hoja sellada, puede entrar, sea bienvenido a Guatemala".
¿Guatemala para qué? si de todos modos buscaba un televisor para conectarme con el mundo. De pronto Xochilt, mi colega de trabajo me dice "¡Noel el mundial, hay un televisor allá!". Era uno de esos locales pequeños para renta de carros de una terminal aérea, pero nadie estaba preocupado por ofrecer a los nuevos turistas nicaragüenses el alquiler de vehículos, los chapines estaban inmersos en el mundial. Para ver algo nos tuvimos que sentar en el suelo, la señal no era buena, un cable improvisado servía de antena y un joven lo sostenía con la mano, debía estar con el brazo entumido, pero el esfuerzo era necesario. Era el minuto 32 del segundo tiempo, el partido seguía empatado cero a cero, la emoción de ver a los jugadores amenazando la cancha del equipo contrario era palpitante, desaparecimos por breves quince minutos en esa TV, no sabíamos nada, ni nos importaba llegar a tiempo a nuestro destino, era el mundial y nada más; y así llegamos al termino de los minutos extras del segundo tiempo sin un partido definido, pero el sabor de que España estaba haciendo un buen juego.
"PONGAN LA RADIO POR FAVOR"
Los minutos de descanso, antes de iniciar el tiempo extra, nos volvieron a conectar con la realidad del viaje, debíamos salir. Afuera de la terminal aérea varios edecanes hacían esfuerzos por congregarnos. Pensé estos muchachos están preocupados por nosotros y nosotros en cambio pensábamos en el mundial. Salimos en varios buses, algunas delegaciones primero que nosotros, pero al final salimos. Nos informaron un cambio de planes, todos iríamos al Hotel Barceló a ver los últimos minutos del partido, nos alegramos pero la noticia era demasiado buena para ser verdad, a los pocos minutos nos informaron que llegar hasta el hotel no era posible porque la carretera estaba bloqueada por un congestionamiento en la inmediaciones del Club España, donde la fiebre por el mundial era alta.
De camino a Ciudad Antigua, pedimos encender la radio pero la intención de la edecana era presentarnos un vídeo en el que el presidente de la compañía filial de Guatemala, nos daría unas palabras de bienvenida. ¡Caramba! Con el ánimo que teníamos aquello me parecía totalmente fuera de lugar, al menos en ese momento. Otro joven del área de organización y con un poco de sensatez ordenó al chofer que sintonizara la radio para que el grupo escuchase el mundial y después el vídeo. Así volvimos una vez más. Era el minuto 10 del primer tiempo extra, la emoción volvió como fuego a la sangre, los locutores chapines no emocionan tanto como los locutores de la Radio Ya, cuando cada posesión del balón es un gol, gol, gol, gol, que después de un minuto termina en que no es gol, salvo cuando sí llega a ocurrir, pero nos acostumbramos en cuestión de minutos y al poco tiempo del segundo tiempo extra escuchamos: GOOOOOOOOOOOLLLLLLLLL.
Saltamos de la emoción, chocamos las manos quienes apostábamos por España, era el Mundial, era el Mundial, la emoción se vivió. Era un mundial para recordar que viví entre Nicaragua y Guatemala, con poca información, fragmentos de vídeos en tiempo real, espacios vacíos de noticias y pocos minutos de radio para escuchar, justo antes de que las montañas guatemaltecas anularan la señal de la radio del autobús, justo antes de que el comentarista gritara "se acabó el juego, el árbitro ha pitado, España, España.. es el nuevo campeón del mundo".

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